lunes, 9 de octubre de 2017

Mérida en la mirada de poetas y escritores.

En homenaje a los 459 años de la fundación de Mérida, hemos preparado esta sencilla página, apenas una pequeña muestra, de versos y poemas que ha inspirado su paisaje, su ciudad o simplemente su númen a poetas y escritores, nacidos en su serrana tierra o venidos allende de sus montañas.

Venid, poetas, venid a Mérida! Aquí duermen el sueño de los siglos las altas montañas y los profundos valles; aquí los ríos y las fuentes bordan en plata el fecundo suelo y se cosechan azucenas y claveles a la par que el ponderado trigo.
                                                                          Tulio Febres Cordero

A través de toda la obra de los escritores de Mérida se nota la influencia de la zona. Usted sabe que esa influencia no se deja ver solo por nombrar a la ciudad sino que está en la médula de la obra (…) Si algo ayuda es precisamente el ambiente de extremada belleza de la ciudad que me entusiasma y me lleva a la literatura misma.
                                                                     Alfonzo Cuesta y Cuesta

Era la tarde del último día de diciembre. El cielo estaba límpido y Mérida, la hija de las montañas, con sus bellos campos adyacentes, se encontraba alumbrada por esos medios tonos de luz violácea reflejados por las nieves de la Sierra.
                                                                               José Ignacio Lares

Ciudad Caballeresca (…) Tu pasado tiene todo el sabor de la leyenda es un libro grandioso que ha heredado, a fuerza de triunfar en la contienda, el alma taciturna que acompaña a tu pueblo de nieves y de ascetas, que es orgullo inmortal de la montaña y eterna inspiración de los poetas.                                                            Eduardo Picón Lares
                                                                                                            
¡Oh, la belleza azul de mi montaña!
el Ande inmoble, de frontón severo.
la eucarística albura del nevero
que en altos oros, cenital se baña.
     Humberto Tejera



A Mérida

Mi ofrenda para ti será la esencia
que del alma se vierte ingenua y pura;
no me pidas la frágil existencia,
yo te daré la estrofa que perdura.
Raúl Chuecos Picón.                                
Con sus clásicas glorias la Sierra
en los patrios anales fulgura
como el limpio cristal de su nieve,
centelleante y grandiosa en la altura.
 Antonio Febres Cordero

Andes! Cimera henchida de vitalidad. Vivero de hombres que, en la placidez vegetativa de la provincia, se van formando – como dijo Sarmiento – “con las manos libres, la cabeza libre, el corazón libre, las alas libres”.
Juan Antonio Gonzalo Patrizzi

En la cima, pues, está Mérida, real y figuradamente: no puede esconderse, ni jamás podrá algo ni nadie eclipsarla. ¡Qué privilegios aseguran a la ciudad sus excepcionales posiciones, y cuán orgullosa puede estar de todo ello!
Pedro N. Tablante Garrido

(Mérida) ...tierra de óptimas virtudes, tierra de trabajo, de austeridad, de vida moderada, de palabra cumplida, de serena firmeza.
Armando Alarcón Fernández

Cuidad de Caballeros se te nombra de la nieve, del trigo, de las flores y los cirios pascuales. Ciudad para olvidarse de agravios y temores y recordar intensamente los florales años de juventud que en ti vivimos.
 Antonio Cortés Pérez

Tomado de: La Preciosa Mérida. Posadas y hotel. 4 Ruedas y un morral.
Ciudad

Dulce poema de piedra vieja y nueva,
arte fluido que corres en asfaltos
de trébol áspero y sangre metálica,
tu cuerpo de sal pálida en su engaste de brocado
pálida y sentada en una mano extendida.
Qué crepúsculos no se tiende en tu sexo.
Qué lluvia no destila tu melancolía.
los espectros temblorosos discurren por tus
parques envolviendo tus fuentes.
Alta ciudad de páramos
cerrada, secreta,
consentida.
Ramón Palomares

Para mí Mérida no es sólo una ciudad hermosa en la cual habito con deleite, Mérida es mi ciudad. Y cuando digo mi ciudad, no quiero decir propiedad y privilegio (…) quiero decir pertenencia.
                                                        José Manuel Briceño Guerrero

Mérida se levanta con la aurora bajo un dulce rumor de campanadas
pensando en Dios, en el obispo Lora
y en un vuelo de águilas nevadas.
Carlos César Rodríguez

Miro y siento que nunca más habré de recordarme
de mi origen ni de mis caminatas
por aquellas calles de Mérida.
                      Jesús Serra

¡Mérida! Oh serrana mía, pueblito capullo de mis recuerdos, que destejes con la bruma neblinosa y que mueres en cada cascada de tus ríos, que tanto le cantaron tus poetas. Mérida, que como una pepa de camándula pasas de mano en mano, dedo a dedo, con una sonrisa distraída.
Freddy Torres

Fuente:
Calendario de Escritores Merideños (2005-2013) Biblioteca Nacional-Biblioteca Febres Cordero, v. 7.
Imágenes: Archivo Fotográfico Biblioteca Nacional-Biblioteca Febres Cordero/Archivo Lampos Merideños/Google Imágenes.


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