jueves, 12 de noviembre de 2015

Mérida: entre nombres, juanes y mujeres

Los nombres de la ciudad de Mérida 

Monumento a Juan Rodríguez Suarez, obra del escultor  Manuel de La Fuente, 1981. Estuvo ubicada en la Av. Andrés Bello y fue desmontada para  la construcción de la vía del Trole Bus.


Durante los primeros meses de fundada la ciudad, Mérida recibe diferentes nombres: Juan Rodríguez Suárez la llama “Mérida”; los expedicionarios de Juan de Maldonado la llamaron “Ranchería de las Sierras Nevadas”; el comendador Martín López, siguiendo instrucciones de Maldonado, le cambia el nombre por el de “San Juan de las Nieves”. En carta al Rey de fecha 23 de febrero de 1559, Juan de Maldonado la llama “Provincia de las Sierras Nevadas. Más tarde el mismo Maldonado la nombra “Santiago de los Caballeros”, de donde proviene el nombre Santiago de los Caballeros de Mérida y le cambia el primer patrono Dionisio de Aeropagita por el de San José, por lo que también se le llamó “Ciudad de San José de Mérida”.
                          
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Ciudad de los Juanes

Juan Rodríguez Suárez
Juan de Milla








Fray Juan de Velasco

Juan Martín de Zerpa










“Digna de atención es la concurrencia simultánea de tantos individuos de nombre Juan en la conquista y población de Mérida. Los dos principales fundadores así se llamaban, y en el primer plan de gobierno, salvo seis Regidores, el Tesorero y el Contador, todos los otros empleados eran del mismo nombre. Y si a este respetable grupo, diez por junto, agregamos el de otros primeros pobladores, tocayos de los anteriores, a saber: Juan de Chaves, Juan Gutiérrez de Morales, Juan de Olmos, Juan de Puelles Esperanza, Juan Márquez, Juan Aguado, Juan Martín de Zerpa y algunos otros de que no hay noticia, bien pudiera añadirse a los cognomentos de “ciudad de la sierra” y “ciudad de los caballeros” con que suele llamarse a Mérida, el muy expresivo de “ciudad de los Juanes”, por haber sido fundada y gobernada al principio por una verdadera falange de Juanes.” (Tulio Febres Cordero. 1925)                                      


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Una de las primeras europeas en la ciudad


Mujer europea del siglo XVI. Tomado de: http://www.mujeresenlahistoria.com/2010/12/preceptora-y-consejera-de-reinas.html 

“No podemos precisar cuál fuese el primer poblador que trajo su familia para constituir hogar, pero sí consta en manuscritos inéditos que una de las primeras mujeres que vino a Mérida fue Catalina de Berrío, esposa de Francisco de Mendoza, de los primeros pobladores; y, consiguientemente, corresponde a esta señora la primacía como fundadora del hogar doméstico en la nueva sociedad emeritense.” (Tulio Febres Cordero. 1925)

Primeras edificaciones de la ciudad de Mérida

Primer Plano conocido sobre la ciudad de Mérida de 1776, se conserva en el Archivo General de Indias en Sevilla; en él se detallan los ríos que circunscriben la ciudad y algunos puntos notorios de los alrededores tales como San Jacinto, Santa Mónica, Santa Catalina, Santa Juana y el camino real.

Las primeras edificaciones de la ciudad fueron de precaria construcción, todas cubiertas de palma. Las casas de tapia y teja comienzan a construirse, casi una década después de la fundación de la ciudad, en la medida que fueron llegando maestro albañiles y se establecieron los primeros hornos de alfarería para la elaboración de tejas; uno de ellos fue el del maestro de albañilería don Juan de Milla. En 1577 se estaba construyendo una nueva sede para el convento dominico de San Vicente de Ferrer, fundado en 1567; esta fue una de las primeras edificaciones cubiertas de teja de la ciudad. En 1590 los agustinos hacían los preparativos para construir el Convento de San Juan Evangelista de Mérida; la iglesia de ese convento fue construida en 1595 por Juan de Milla. Se trataba de una construcción modesta pero sólida; la segunda en importancia en la ciudad, después de la Iglesia Matriz. Las capillas de El humilladero (situada en la hoy llamada Cruz Verde de Milla) y la capilla de La Soledad, en construcción en 1595, completaban las construcciones religiosas de la ciudad (1). La casa del Cabildo se comenzó a construir en 1600 y no llegó a concluirse hasta después de 1613.
Para 1620, todavía existían muchas casas con techos de paja, por lo que el visitador Alonso Vázquez de Cisneros ordenó que de cada nuevo pueblo de indios, se trasladaran a la ciudad cuarenta indios, una vez al mes para trabajar en los tejares y servicios domésticos, así como llevar agua y leña a las casas. El pago a cada indio, equivalente a 24 días de trabajo, fue señalado en un peso y seis reales de plata, comida y suficiente maíz y carne (2). Para el siglo XVIII la mayoría de las edificaciones eran de tapia y teja, como lo podemos observar en el primer plano conocido de la ciudad del año 1776 y en la descripción que se hiciera de la ciudad de San José de Mérida en 1782, por orden del Comandante Francisco de Alburquerque a petición del Intendente del Ejército y Real Hacienda D. José de Ávalos:
[La ciudad] “es en mucha parte de caserío de paredes dobles y teja, no echándose menos el calicanto, por ser las paredes tan durables que admiten dos o tres veces cubierta. Las fábricas son de mediana construcción, algunas casas de alto y las más de bajo. Las facilidades de madera, teja y caña permiten a muchos pobres la construcción de sus casillas de teja; su extensión inclusive arrabales es de barranca a barranca: su latitud de diez y seis a veinte cuadras. Las principales calles se hallan empedradas para evitar el lodo que con las lluvias de que es muy visitada se cría. Las cuadras están bien formadas, muy rectas, y cada una tiene cien varas en cuadro con proporcionada anchura, con que se hacen todas muy hermosas, y facilitan el tráfico y curso de la gente sin molestia ni tropiezo; tiene en la plaza su iglesia parroquial de regular construcción; y repartidos en distintas calles los conventos de Santo Domingo, San Agustín, Monjas de Santa Clara y el suprimido de San Francisco […]. Asimismo tiene un mediano hospital y cuatro capillas, ayuda de parroquia en las entradas de esta ciudad, cuales son, la de Mucujún, la de Milla [la de El Humilladero], la de El Llano [construida para defender de la intemperie la primera Cruz enarbolada en la ciudad] y la de El Espejo, todas de teja. A continuación de esta ciudad, mirando al Sur, se halla un hermoso llano de paja, como de tres cuartos de legua, que sirve de ejidos, y en el que se mantienen muchos ganados, y bestias de todos estos vecinos. El resto, hasta rematar esta mesa en una punta aguda, está bien poblado de ingenios de trapiche, en que son abundantes las cañas dulces y platanales” (3).
La fisonomía de la ciudad con casas de anchos aleros y calles empedradas permaneció casi inalterable hasta las primeras décadas del siglo XX, al igual que su extensión, que abarcaba desde la Cruz Verde de Milla hasta la Iglesia de El Llano.

Notas:
1.- Eduardo Osorio. Historia de Mérida: conformación de la sociedad colonial merideña 1558-1602. Mérida. Universidad de Los Andes. Consejo de Publicaciones, 2005. pp. 229-231.
2.- José Gregorio Araujo Díaz. “Política, sociedad y economía en la evolución política administrativa” En: Tabay: poblado, gente y costumbres desde sus historia. Mérida: Alcaldía del Municipio Santos Marquina. Archivo General del Estado Mérida, 2012. p. 106.
3.- “Plan que manifiesta la situación, poblado y terreno de esta ciudad de San José de Mérida ...”. En: Carlos César Rodríguez. Testimonios merideños. Mérida: Ediciones Solar. Universidad de Los Andes, Vicerrectorado Académico, 1996. pp. 104-107.