lunes, 30 de mayo de 2016

31 de mayo de 1860 natalicio de Don Tulio Febres Cordero






“Nací en Mérida, el 31 de mayo de 1860. Recibí el bautismo el 13 de junio, y por el Santo del día, agregaron a mi nombre de Tulio, el de Antonio, nombre de dos de mis ascendientes paternos”(1). 




  

Tulio Febres Cordero en 1910 a la edad de 50 años

Así comienza Don Tulio el relato de su semblanza autobiográfica a la edad de 50 años. Escritor, periodista, editor, historiador y docente; desarrolló una labor de historiador cultural en la medida en que reflejó la historia merideña, desde el más menudo dato hasta la evolución histórica de la región en general, desde la colonia hasta el siglo XX. La historia menuda y diversa fue su gran pasión; el motor que le impulsó a explorar diversas técnicas de expresión como modo de manifestar el hecho histórico personal, familiar, local, regional, nacional e incluso universal. Su trabajo abarcó disímiles temas, géneros, formatos y publicaciones en donde siempre tuvo destacado espacio el rescate y la difusión de la memoria histórica y cultural merideña y venezolana. 
Desde joven se interesó en el arte tipográfico y en el periodismo. Esta actividad  le permitió expresar no solo su pensamiento como historiador de la historia menuda y diversa o “quisicosas” como le denominó,  sino además captó en ella la versatilidad de su uso y se apropió de ello para expresar sus tendencias artísticas mediante técnicas como la imagotipia (2) y la foliografía (3). Su sed de rescatar, comunicar y educar le llevó a fundar el periódico El Lápiz, desde el que redactó variados temas de historia, cultura, literatura, curiosidades y entretenimientos. También adquirió una imprenta a la que denominó El Lápiz, suerte de simbolismo con el cual afirmaba su pasión por “apuntar” mediante el instrumento de escritura tal vez más humilde para la época, las historias de su región. En esta misma imprenta editó varios de sus obras, así como otros de sus periódicos como El Centavo, El Billete y Mosaico.
Conocido también como el “patriarca de las letras merideñas”, en el decurso de su vida dejó una cuantiosa obra escrita en el ejercicio de dos de sus más relevantes pasiones: la tipografía y la historia, legando a la posteridad una cantidad de obras entre ensayos históricos, cuentos, novelas, crónicas, leyendas, discursos, artículos en periódicos y revistas.  Así mismo se procuró una apreciable y valiosa biblioteca-archivo-museo, con una valiosa colección especialmente en ciencias sociales y humanas, que legó a la nación venezolana. Su amplia labor como historiador le hizo miembro reconocido de instituciones culturales y académicas tanto en Venezuela como en Europa. Muere el 3 de junio de 1938.



(1) Tulio Febres Cordero. Obras completas. 2da ed. Mérida: Banco Hipotecario de Occidente, Biblioteca Nacional, 1991. Tomo IX p. 37.

(2) Arte mediante el cual se “dibuja” con tipos de imprenta una figura en el papel utilizándose para ello un escrito apropiado a la figura escogida.

(3) Arte de “grabar” las hojas de plantas mediante una técnica especial en la imprenta.

Imagen: Archivo Fotográfico Biblioteca Febres Cordero

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