“Nací en Mérida, el 31 de mayo de 1860. Recibí el bautismo el 13 de
junio, y por el Santo del día, agregaron a mi nombre de Tulio, el de Antonio,
nombre de dos de mis ascendientes paternos”(1).
Tulio Febres Cordero en 1910 a la edad de 50 años
Así comienza Don Tulio el
relato de su semblanza autobiográfica a la edad de 50 años. Escritor, periodista,
editor, historiador y docente; desarrolló una labor de historiador cultural en
la medida en que reflejó la historia merideña, desde el más menudo dato hasta
la evolución histórica de la región en general, desde la colonia hasta el siglo
XX. La historia menuda y diversa fue su gran pasión; el motor que le impulsó a
explorar diversas técnicas de expresión como modo de manifestar el hecho
histórico personal, familiar, local, regional, nacional e incluso universal. Su
trabajo abarcó disímiles temas, géneros, formatos y publicaciones en donde siempre
tuvo destacado espacio el rescate y la difusión de la memoria histórica y cultural
merideña y venezolana.
Desde joven se interesó en el
arte tipográfico y en el periodismo. Esta actividad le permitió expresar no solo su pensamiento
como historiador de la historia menuda y diversa o “quisicosas” como le
denominó, sino además captó en ella la
versatilidad de su uso y se apropió de ello para expresar sus tendencias
artísticas mediante técnicas como la imagotipia (2) y la foliografía (3). Su sed de rescatar, comunicar y
educar le llevó a fundar el periódico El Lápiz, desde el que redactó variados
temas de historia, cultura, literatura, curiosidades y entretenimientos.
También adquirió una imprenta a la que denominó El Lápiz, suerte de simbolismo
con el cual afirmaba su pasión por “apuntar” mediante el instrumento de escritura
tal vez más humilde para la época, las historias de su región. En esta misma
imprenta editó varios de sus obras, así como otros de sus periódicos como El
Centavo, El Billete y Mosaico.
Conocido también como el
“patriarca de las letras merideñas”, en el decurso de su vida dejó una
cuantiosa obra escrita en el ejercicio de dos de sus más relevantes pasiones:
la tipografía y la historia, legando a la posteridad una cantidad de obras
entre ensayos históricos, cuentos, novelas, crónicas, leyendas, discursos,
artículos en periódicos y revistas. Así
mismo se procuró una apreciable y valiosa biblioteca-archivo-museo, con una
valiosa colección especialmente en ciencias sociales y humanas, que legó a la
nación venezolana. Su amplia labor como historiador le hizo miembro reconocido
de instituciones culturales y académicas tanto en Venezuela como en Europa. Muere
el 3 de junio de 1938.
(1) Tulio Febres Cordero. Obras completas. 2da ed. Mérida: Banco
Hipotecario de Occidente, Biblioteca Nacional, 1991. Tomo IX p. 37.
(2) Arte mediante el cual se “dibuja”
con tipos de imprenta una figura en el papel utilizándose para ello un escrito
apropiado a la figura escogida.
(3) Arte de “grabar” las hojas de plantas mediante
una técnica especial en la imprenta.
Imagen: Archivo Fotográfico Biblioteca Febres Cordero
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