Al comenzar enero –y ya
que la naturaleza les dio un espejo tan limpio, enmarcado en bruñido azul como
el de la Sierra Nevada- los merideños observan lo que allí se llama “las pintas
del año”. Una vieja superstición supone que tal como entonces abran los días
–secos o lluviosos, nublados o alegres de sol- transcurrirán los doce meses. Y
para hacer el pronóstico de lo que se puede sembrar, de cómo vendrá la cosecha
de café y de frutos menores, todos los merideños son en esos días un poco
astrónomos.

Del 13 hasta el
24, se repite la misma observación, y éstas son las repintas. Por ejemplo si el
6 de enero llueve, que es pinta de junio, y el dieciocho llueve también, que es
día de la repinta, es un hecho o creencia popular que el mes de junio será
lluvioso.
Fuente:
Belis Araque (Comp.) Expresiones Navideñas. Mérida: Fundecem,
2010, p. 36
Imágenes:
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