Fundador de una cadena de cines en
los andes venezolanos.
En
sus primeros años las exhibiciones cinematográficas en Venezuela fueron realizadas
por empresarios de compañías ambulantes de teatro y variedades. Es la etapa del
cine feriante, el cine iba de pueblo en pueblo, cual gitano ofreciendo sus
maravillas. Las compañías ambulantes de teatro y variedades que combinaban sus
espectáculos (teatro, circo, zarzuelas, couplets) con proyecciones
cinematográficas, recorrieron la geografía nacional con una variedad de
aparatos: el vitascopio, el cinematógrafo Lumiére, el magniscopio, el
cronomatógrafo, el bioscopio inglés, el cinematógrafo Excélsior, entre otros,
asombrando a los venezolanos de la época.
En
Mérida, las audaces imágenes del cine fueron exhibidas por primera vez en marzo
de 1898 por el colombiano Temístocles Rengifo con el aparato cinematográfico el
Magniscopio. A pesar de haber llegado tempranamente el cine a la ciudad -a dos
años que los hermanos Lumiére realizaran las primeras exhibiciones públicas en
Paris- tarda 28 años en establecerse. En
1926 emerge el cine de sala o cine permanente con el establecimiento de la
primera sala comercial, al inaugurarse el 4 de julio el Salón Cine Rivas Dávila por el señor Andrés Simón Herrera, agente en
Mérida de la empresa Zimmerman & Co., de Caracas, siendo recibida esta
iniciativa con gran entusiasmo por el público merideño.
Los
hermanos Humberto y Gustavo Murillo, concesionarios exclusivos de Paramount,
Artistas Unidos y agentes de la Empresa Ayacucho de Caracas dominan el negocio
de la exhibición y distribución cinematográfica en la región de Los Andes durante
diez años, de 1925 a 1935. En Mérida, Humberto Murillo funda varias
salas de exhibición, el Cine Mérida (1926), el Cine-Landia (1929), el Cine
Bolívar (1930) frente a la plaza de Milla, el Cine Principal (1934) y el Cine
Popular (1935), casi todas funcionaban en locales del mercado público de la
ciudad.
En
1936 el señor Valeriano Diez y Riega adquiere el Cinelandia, y consolida en la
región andina el negocio de la exhibición y distribución cinematográfica,
iniciada por los hermanos Murillo.
Valeriano
Diez y Riega nace en León, España en el
año 1903, antes de llegar a Venezuela trabaja en La Habana, Costa Rica y
Bucaramanga en el mundo del espectáculo desempeñando diversas funciones, entre
otras como mago. Llega a Venezuela y recorre los pueblos trujillanos mostrando
su espectáculo, hasta radicarse en Valera. Para 1927 lo encontramos viajando por el estado Trujillo transportando en una recua de seis mulas sus equipos
cinematográficos, dos proyectores Zeiss
Ikon de manivela, dos películas de mediana duración y un tocador RCA para
acompañar con valses sus funciones.
En Boconó conoce a Olga Lucía
Mattera con quien contrae matrimonio. En 1930 funda la empresa Valeriano Diez y
Riega C.A., y en 1932 monta su primer Cinelandia en Valera. En 1936 los
hermanos Murillo venden Cinelandia de Mérida a Valeriano Diez y Riega y ese
mismo año registra la Compañía Circuito Teatral de Los Andes, que más tarde
girará con la razón social Cinelandia, conformada por una cadena de salas de
exhibición en Valera, Trujillo, Boconó, Mérida, Tovar y San Cristóbal.
Reinaugura en 1937 el Cinelandia en el local donde funcionó el Teatro Aurora,
primera sala de cine construida en Mérida
en 1932 por Eleazar Arria, le realiza algunas mejoras y amplía su capacidad.
En 1944,
Valeriano Diez y Riega presenta a la comunidad de los andes venezolanos, el
proyecto de constituir la Empresa Cinelandia en una compañía anónima. Mediante
circular enviada a diferentes personalidades de la región les explica las
ventajas del proyecto, entre otras las siguientes:

Ese
mismo año de 1944, construye un nuevo edificio en el mismo sitio donde venía
funcionando el Cinelandia desde 1937, ubicado en la Av. 2 Lora, frente al Hotel
Mérida, entre calles 22 y 23. Es inaugurado el 8 de junio con la película a colores
“El Fantasma de la ópera”. Este edificio del “Teatro Cinelandia” sería el
primero de la serie de teatros que construiría la “Empresa Cinelandia” en las
ciudades que integraban el “Circuito Teatral de Los Andes”
Durante
la década de 1940 la empresa crea varios cines en la ciudad de Mérida, Ejido y
Tovar. En la ciudad de Mérida funda, el Teatro Mérida, ubicado en la Av 3,
pasos arriba de la Plaza Bolivar; el Teatro Imperial en la plaza Belén; el cine
Glorias Patrias, originalmente funcionó este cine en un local al lado del edificio
del Teatro Glorias Patrias, construido en 1964; el Teatro Milla, que
posteriormente se llamó Teatro Gran Casino.
El
16 de enero de 1950 el señor Valeriano Diez y Riega realiza el Registro de
comercio del documento constitutivo de la compañía “Circuito Teatral de los
Andes”, con domicilio en la ciudad de
Mérida y sucursales en San Cristóbal del estado Táchira y Valera del
estado Trujillo, cuyo objetivo era la exhibición y distribución de películas
cinematográficas y la presentación de espectáculos teatrales y otros afines,
estableciéndose con un capital de dos millones de bolívares. La constitución de
la empresa “Circuito Teatral de Los Andes” en una compañía anónima permitió la
construcción de nuevas salas de cine, en modernos y cómodos edificios adaptados
a las necesidades y exigencias de la sociedad andina, en particular de la
merideña, que vivía cambios acelerados en el crecimiento y modernización del centro urbano, rápida comunicación con el
resto del país a través de la Gran carretera Trasandina y del Aeropuerto Nacional
Alberto Carnevali. La compañía del “Circuito Teatral de Los Andes” emprende la
construcción del Teatro Gran Casino, en funcionamiento para 1956; en la década
de 1960 construye los teatros Tibisay, Emperador, Aerocine, y los nuevos
edificios del Teatro Mérida, Glorias Patrias y Teatro Imperial.
Para
la publicidad de la actividad cinematográfica publica en 1956 “Avance, semanario
de información cinematográfica”. Representante en Occidente de la Asociación de
Exhibidores Cinematográficos de Venezuela, asociación creada en 1943.
En
los años de 1950 -1960, época de oro del cine mejicano, la Empresa “Circuito
Teatral de Los Andes” trae a la ciudad a famosos artistas internacionales,
especialmente los mejicanos que gozaban de gran popularidad en el publico
merideño, y los presenta en sus salas de cine, entre otros vinieron: Tere
Amoros, artista española, Libertad Lamarque, Pola Negri, la cantante y actriz
mexicana-colombiana Sofía Álvarez, Antonio Aguilar y los integrantes del “Mariachi
México de Pepe Villa”.
Además
del negocio del cine el señor Valeriano Diez y Riega se dedicó al periodismo,
la poesía, la fotografía y otras actividades culturales y sociales. Fundó la
Editorial Multicolor y la prestigiosa revista “Occidente: revista cultural
gráfica de Los Andes Venezolanos”; en 1943, dirige la revista “Frailejón” y
preside el Colegio de Periodistas, seccional Mérida; es autor de dos libros de
poemas “Motivos: poemas de la guerra y de
la paz” (1943) y “Romances del viaje”
(1944).

Fuente: Belis Araque. El cine en Mérida: elementos para su
historia (1898-1958). Mérida: Universidad de Los Andes, Ediciones Actual,
2004.
Cómo puedo conseguir el libro El cine en Merida
ResponderBorrarQue hermosa historia de un emprendedor que tuvo un sueño y lo construyó, como hace falta en esta Venezuela, en cada Venezolano, un Valeriano Diez y Riega, que emprendamos un sueño hasta alcanzarlo
ResponderBorrarGracias por esta historia. Al "viejo Valeriano" descrito en esta historia no lo conocí. Sin embargo fué el papá de mi querido tío político Valeriano Diez y Riega que se casó con la hermana de mi papá, Luisa Pérez febres y abuelo de mis queridísimos primos Diez y Riega Pérez, una parte importante de mi familia. Recuerdo con especial cariño y admiración a mi tio Valeriano hombre de fe, de valores, de familia.
ResponderBorrarGracias Primo, que bien se siente saber que tienes esa imagen de mi Papá y mi Mamá. Un Abrazo
BorrarGracias Primo por tus palabras
ResponderBorrarExcelente historia del nacimiento del cine en Mérida y Venezuela, se escapan muchos detalles, sobre todo la continuidad de los cines después de la Muerte de Don Valeriano Diez y Riega Fernández, cuándo a su hijo Valeriano Diez y Riega Mattera, le tocó continuar con la magnifica obra de su padre, luchó hasta el cansancio por mantener el legado, que de hecho ya lo venía haciendo con Don Valeriano, porque desde muy joven trabajo con él codo a codo, lamentablemente las historias no se cuentan completas y deja ver un final abrupto y sin interés de NADIE por su continuidad y lucha, y no fué así, si hubo un grandioso y maravilloso trabajo , incluso obras magníficas de caridad, se crearon organización increíbles que abogaban por ayudar a los menos favorecidos, por que no se habla de esto?, Valeriano Diez y Riega Mattera, fué un hombre maravilloso, un marido excelente y un Padre ejemplar, que lucho con todas sus fuerzas por mantener intacta la memoria de su Padre y su legado, y sí, finalmente las discordias, los malos entendidos, entre socios, abogados y familia, solo llegaron a terminar en el cierre inminente de una Gran Empresa. Un Abrazo a la Familia Diez y Riega Pérez, con grades valores y luchadores, formados en un hogar digno de ejemplo bajo la tutela de Valeriano Jesús Diez y Riega Mattera y Luisa Emilia Pérez Febres de Diez y Riega, me siento orgullosa de pertenecer a ésta Maravillosa Familia.
ResponderBorrarMi nombre es Karen Eliana Diez y Riega Pérez.
Donde dejan al Cine Miranda en Santa Elena.
ResponderBorrarA Don Valeriano no lo conocí, no lo recuerdo, pero a su hijo Valeriano, su nuera, la sra Luisa y a sus nietos sí. Estuve ligado mucho tiempo al Cinelandia, Tibisay, Gran Casino y Glorias Patrias porque mi abuelo trabajó con ellos. Él era el operador del proyector y me enseñó los secretos de este oficio tan hermoso. Muchas veces vi películas desde la sala de proyección que ofrece una óptica diferente a verla desde la sala del cine. Recuerdo a mi abuelo haciendo las "carteleras" que se colocaban en sitios estratégicos de la ciudad de Mérida, anunciando los "estrenos" de esa semana; lo acompañé numerosas veces a llevarlas a sus respectivas esquinas. Las películas venían en grandes latas redondas de aluminio en costales de fique, la mayoría de ellas eran de 7 u 8 rollos, pero también las habían de 12 y 14 rollos. Tenía 6 años cuando gané un carro alusivo a la película CHITTY CHITTY BANG BANG y tiempo después gané un balón de fútbol en ocasión de la proyección del documental sobre México 70. El sr Valeriano brindó su amistad a mi padre y así pude conocer y tratar a sus hijos Luisa, Varinia, Ivette, Karen, Valeriano y Ramón. Fue un gran hombre, de gran corazón y muy pendiente de las obras sociales de la ciudad; de esas personas que como mi padre y muchos otros contribuyeron a hacer de Mérida una mejor ciudad y cuyas vidas vale la pena contar. Bellos recuerdos de la ciudad y país posibles. Saludos a los hermanos Diez y Riega Pérez que creo que la mayoría está fuera del país
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