Ya
que los plátanos están de moda por estos tiempos, traemos una hoja suelta que
trata justamente sobre tan connotado alimento, integrante infaltable, y a veces
único, de cada comida diaria venezolana.
En
las primeras décadas del siglo XX desde San Cristóbal se divulgaba en Mérida
las propiedades nutricionales y energéticas de la harina de plátanos Bananina,
especialmente recomendado para alimentación de los niños en los primeros años
de vida.
En
la misma se afirma que los “nenes de los climas cálidos y palúdicos a más del
alimento materno, están completamente alimentados, y luego desarrollados con
multitud de productos extranjeros, CONSERVAS EN LATA PATENTADAS, CON MÁS O
MENOS EXAGERADAS propiedades nutritivas, volviendo dolorosa y penosamente
costosa la crianza de los niños en los hogares poco o nada acomodados. Y esto
sucede porque en estas comarcas absolutamente todos buscamos lo exótico, lo
extranjero, y dejamos de usar lo propio y bueno que tenemos”.
Seguidamente
presenta la opinión sobre la harina de plátano de dos médicos, un químico,
especialista en alimentos y un ingeniero agrónomo. Seguidamente refiere el
valor alimenticio del plátano en la opinión de otro personaje.
Finalmente resume en
cuatro oraciones los beneficios de la harina: hace la leche más deliciosa
dándoles un nuevo sabor; aumenta las propiedades alimenticias y digeribles;
devuelve al cuerpo las energías perdidas por el juego, el estudio y el trabajo;
y finalmente es muy sano para hombres, mujeres y niños sanos.
Fuente: Biblioteca Nacional-Biblioteca Febres Cordero. Sección Hojas Sueltas, Estado Mérida, Siglo XX.